sábado, 2 de agosto de 2008

Micro-Bio y Episteme: Gorgias o el Constante Recuerdo de un Escepticismo Radical


Cristóbal Camejo

UPEL-Maracay

sucubo66@hotmail.com

Gorgias nace entre los años 483-482 a. J. C. en la ciudad siciliana Leontino, actual Leontini, ubicada entre Siracusa y Catania. Llega, como jefe de una embajada, a Atenas en el 427 a. J. C., luego de diversos viajes que hace por las islas de Grecia. Alrededor de los 50 años de edad, en los años 460 a 457 a. J. C. Gorgias tiene su «acmé», es decir su florecimiento como sofista; Sócrates apenas era un joven de unos 10 años, por tanto, Gorgias en su contexto fue un habilísimo retórico que fue difícil de derrotar, pues su sólido conocimiento del proceso lógico de la argumentación y la exposición de hipótesis le permitía refutar a cualquiera y a su vez a él mismo.

La obra de Gorgias en la actualidad es fragmentaria como la mayoría de los filósofos presocráticos. Sólo dos discursos: el «Elogio de Helena» y «La defensa de Palamedes» es la única excepción, el resto de su producción intelectual se consiguen en citas que autores antiguos mencionan. En conjunto, se pueden organizar ocho obras que la investigación filológica ha proporcionado: 1. Sobre el no ser o sobre la naturaleza, 2. Discurso olímpico, 3. Discurso pítico, 4. Epitafio, 5. Elogio de los ciudadanos de Elis 6. Arte retórica, 7. Elogio de Helena, y por último 8.La defensa de Palamedes… y, como base para presentar el pensamiento de Gorgias, trataremos de la concepción ontológica tratada en el Sobre el no ser o sobre la naturaleza, conservada por Sexto Empírico, médico y filósofo escéptico griego del siglo III, y un texto anónimo titulado: De Melisso, Xenophane et Gorgias.

En contraposición epistémica a los orígenes filosóficos y metodológicos (Parménides, Empédocles, Anaxágoras de Clazomene, entre otros) de la ciencia occidental, Gorgias se impone, radicalmente, en una posición, quizá extremadamente objetivista, para negar la posibilidad de toda existencia, sino ficcional o en sólo apariencia, del universo nominado por los humanes. En su tratado Sobre el no ser o sobre la naturaleza, Gorgias (1980) plantea tres polémicas tesis:

“Dice que nada existe; que si algo existiera, sería incognoscible; que si algo existiera y fuera cognoscible, sería incomunicable a los demás.” (Fragmento 40. De Melis., Xenopho., Georg. V-VI, 979 a 12.)

Es problemático presentar las diversas posiciones que existen para explicar esta actitud tan radicalmente escéptica, que va desde la concepción ontológica de la naturaleza fenoménica y lo nouménico, hasta la perspectiva interna de los fenómenos psicológicos de la observación del primer relativismo. Sólo dejamos al lector crítico lo que texto georgiano mismo explica o defiende:

Y, si lo mismo pudiera estar en más de un sujeto, nada obliga a que se les represente semejante, dado que no son ellos semejantes de un modo total, y que no tienen las mismas características. Pues, si tuvieran las mismas características, serían un solo sujeto y no dos.

Además, un solo sujeto no se nos muestra teniendo sensaciones semejantes al mismo tiempo, sino que las del oído son distintas de las de la vista, y por otra parte las sensaciones son diferentes en el presente y en el pasado. En consecuencia, difícilmente un sujeto tendría sensaciones idénticas a las de otro diferente. Por tanto, nada existe; y si existiera, no sería cognoscible; y si fuera cognoscible nadie podría comunicarlo a otro, ya que las cosas no son las palabras y que nadie puede pensar lo mismo que otro.

La muerte de Gorgias promedia los años de 392-389 a. J. C. a la edad de 108 años según lo que el biógrafo y sofista latino Flavio Filostrato (170- 244/ 249 d. J. C.) y otros comentadores del imperio romano evidencian.

La trascendencia de Gorgias no deja de ser constante pues la historia del pensamiento filosófico y científico no se aleja en sus pretensiones de cultivar paradigmas o teorías madres o matriz que regulan al universo tanto exterior como microcósmico, pero que los agujeros negros del episteme lógico lo cuestionan y limitan recordándole la tara histórica del arbitrarismo sígnico.

REFERENCIAS:

Protágoras y Gorgias (1980) Fragmentos y testimonios. España: Ediciones Orbis.

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